Déjame contarte una historia: desde pequeño he estado haciendo deporte, jugaba al fútbol y hacía atletismo, aparte del deporte que realizaba con mi padre. Por lo que el deporte siempre ha formado parte de mi vida.

Durante un entrenamiento antes de una competición importante, tuve la mala suerte de sufrir un esguince en el tobillo derecho. Hasta el momento de la competición tuve dudas de si podría finalmente competir o tendría que dejar la oportunidad de conseguir el campeonato para otra vez. Finalmente, me puse crema de calor y competí… ¡ganando la competición!

El problema empezó después de la competición, el tobillo lo tenía muy hinchado y la solución era reposo y hielo. Durante la semana, el tobillo iba doliéndome menos y volvía a entrenar para poder competir el fin de semana. Era un círculo vicioso:

Crema de Calor – Competición – Tobillo hinchado – Hielo y reposo – Crema de Calor

Esto fue así hasta que tuvieron que operarme el tobillo porque lo tenía hiperlaxo. Fue entonces cuando pensé que tendría que haber alguna otra solución que solo hielo, reposo y crema de calor para poder reducir el riesgo de lesiones y conseguir una readaptación más completa.

Entre otras razones, esa fue una de las más importantes para estudiar TAFAD y seguir con CAFD y el Máster de Entrenamiento. Me planteé ayudar al mayor número de deportistas posibles a conseguir que NO se lesionasen y pudiesen competir al 100%.

Lo que nunca pensé es poder ayudar a tantos deportistas de élite como jugadores de la Selección Española o del Real Madrid.

Y con esta pequeña reflexión, os dejo hasta la siguiente entrada.